El futuro de la fotografía química



¿A qué se debe la misteriosa resurrección de la fotografía química? Las empresas que mejor han aguantado han sido las que no cesaron de producir sus carretes (rollos), como la británica Ilford.

La fotografía fotoquímica se ha convertido en un fenómeno muy especial en el terreno de la tecnología. Sobre todo porque ha demostrado que ha sido capaz de sobrevivir a pesar de ser prácticamente abandonada por la industria. Durante décadas el mercado dejó claro que la fotografía digital era el camino a seguir, y que no había espacio para la fotografía basada en haluros de plata.

Las grandes firmas del sector quebraron o dedicaron la inmensa mayoría de sus esfuerzos a la fotografía digital. Y las pocas empresas que siguieron produciendo película lo hacían sin demasiadas perspectivas de futuro. Pero algunos de los que preferían seguir usando carretes (rollos) para hacer fotos no dieron su brazo a torcer.

Durante años el mercado dejó claro que la fotografía digital era el único camino a seguir, pero algunos fotógrafos fueron contracorriente.


Hoy observamos que empresas como Polaroid o Kodak, mucho más pequeñas que hace décadas, han vuelto a producir películas que en su día descatalogaron o a lanzar nuevos productos. También sorprenden casos como el de Fujifilm, que ha hecho un buen negocio con la venta de sus cámaras instantáneas y de película. Esta empresa japonesa incluso dio marcha atrás a sus planes de dejar de fabricar sus conocidos carretes (rollos) Neopan Acros 100 II.

Valentin Sama es uno de los mayores expertos de España en fotografía química. Este veterano periodista especializado en tecnología fotográfica sigue hilando fino al analizar las nuevas películas que aparecen en el mercado.

La Nikon F6 fue la última réflex analógica en ser producida

Según Sama el sector experimenta “desde hace años una cierta recuperación”. Algo que achaca en parte a que esta es una industria que puede ser rentable: “siempre ha sido muy secreto el margen de beneficios. Se descubrió que en Kodak llegó a ser del 85 por ciento. Si tienes una fábrica funcionando el margen de beneficios es alto. Ese ha sido el éxito de Ilford, que nunca ha parado su producción”.

En el caso contrario está Polaroid, la empresa de fotografía fotoquímica que tiró la toalla para luego volver. Eso sí, aunque sus actuales propietarios cuentan con las fórmulas con las que se producían las míticas fotos instantáneas, la calidad de las actuales es muy inferior.

Se descubrió que el margen de beneficios en Kodak llegó a ser del 85 por ciento por carrete (rollo).


Valentin Sama hace una reflexión sobre lo que podría llamarse el “fenómeno Polaroid”. Al despedir a los empleados y cerrar las fábricas, parte del conocimiento se pierde y es muy difícil de recuperar. “Cuando no está alguien que sabía que por ejemplo que un proveedor era el que suministraba una mejor gelatina, no puedes lograr el mismo resultado”. Al preguntarle por la gente que está logrando que la fotografía química siga adelante, Sama explica que “es gente joven. Hay demanda de productos de alta calidad. Tiene su lógica porque son productos caros”.

Una idea que respalda Mark Ostrowski. Este fotógrafo es el propietario del espacio Lomography de Gijón y de Foto R3, una de las tiendas online de fotografía química más importantes de Europa. Para Ostrowski hay tres tipos de público que siguen decantándose por este tipo de productos: “La generación de las redes sociales es importante. Las redes sociales irónicamente han hecho un gran favor a la fotografía química. Los jóvenes suelen usar el color y con frecuencia incluso carretes (rollos) caducados”.

Al despedir a los empleados y cerrar las fábricas, parte del conocimiento se pierde y es muy difícil de recuperar


Este fotógrafo originario de Estados Unidos también apunta a otro grupo importante, el de los fotógrafos profesionales que usan el color para darle cierto aspecto retro a sus fotografías, por ejemplo en moda. Este tipo de fotógrafos manda a laboratorios profesionales sus fotos para revelarlas y digitalizarlas.

El uso mixto de la fotografía química y la digital, muy común actualmente, ha sido frecuente incluso cuando las cámaras digitales aún no se habían popularizado. Como nos explica el fotógrafo Manuel Ruíz Toribio, que durante años trabajó para la Agencia EFE.

Ilford continúa lanzando nuevos productos al mercado, como la reciente película ORTHO PLUS

Cuando lo visitamos en su estudio nos explica que su primera cámara digital profesional la compró en 2004. Pero antes ya usaba Photoshop. Como hacen hoy muchos fotógrafos que revelan sus películas para luego digitalizarlas. Nos explica que durante muchos años fue frecuente revelar los carretes (rollos) en tiendas o en casa y luego digitalizarlos, realizar ajustes con el ordenador y enviar las fotos para su publicación.

Ruíz Toribio realizó sus últimos reportajes documentales en película pocos años después de comprar su primera cámara réflex. Según nos explica lo más importante que para él supuso el cambio de una tecnología a otra fue comenzar a trabajar más con el color.

Muchos fotógrafos comenzaron a usar Photoshop antes de usar cámaras digitales, los procesos híbridos entre fotografía química y digital son importantes


Eso sí, mantiene intacto su laboratorio de revelado químico y conserva como un pequeño tesoro su archivo fotográfico con miles de negativos. No descarta volver a disparar con película de blanco y negro y positivar sus propias copias en el cuarto oscuro..

Eso es exactamente lo que hacen los fotógrafos que Mark Ostrowski denomina los clásicos: “Son los que comenzaron haciendo fotografía química y no solo siguen revelando sus carretes (rollos), también siguen positivando en su laboratorio. Los que nunca han abandonado. Hay un nicho muy pequeño. Van quedando pocos, pero son importantes porque completan el círculo. Hacen uso de todo el proceso”.

Al preguntar a Ostrowski por el secreto que mantiene fieles a muchos a la fotografía química dice que esta “tiene cierta tridimensionalidad, la fotografía parece más real”. Para Valentín Sama lo que atrae es que “la película da una calidad distinta. Hoy en día la tecnología digital proporciona más calidad que una película, pero es una calidad distinta. Sin la textura de la fotografía química”. Sama también apunta a algo que da que pensar: en el proceso fotoquímico las impurezas producidas por los haluros de plata son muy importantes, pues de ellas depende en gran medida que la luz quede retenida.

Hoy en día la tecnología digital proporciona más calidad que una película, pero es una calidad distinta. Sin la textura de la fotografía química»
Valentín Sama, Experto en fotografía química


Poblicado el 25/12/2020 en lavanguardia.com
Por RAMÓN PECO