¿Les gusta la feria?», les preguntó Diego Costa Peuser en inglés a dos jóvenes mujeres con rasgos asiáticos que recorrían ayer al mediodía BAphoto 2018, feria impulsada por él que cierra hoy su 14a edición en la Rural. Acababa de terminar el asado que el director de Arte al Día ofreció para decenas de coleccionistas extranjeros que llegaron a Buenos Aires convocados por el programa Art Basel Cities: Buenos Aires. Y en pocos minutos se multiplicaron las ventas.
Varias fotografías encontraron dueño en la media hora que los visitantes tuvieron disponible antes de seguir camino hacia el Gallery Weekend de Palermo, Villa Crespo y Chacarita. En en stand de Vasari, donde se ofrecen piezas entre 2500 y 20.000 dólares, un punto rojo ocupaba el lugar donde se exhibía un retrato de Sophia Loren realizado por Tazio Secchiaroli, que perteneció al archivo de la editorial Abril, hasta que lo vio una coleccionista suiza. «Secchiaroli era un paparazzi que perseguía a Federico Fellini hasta que se hicieron amigos, y fue su inspiración para el personaje que interpreta Marcello Mastroianni en La Dolce Vita», señaló la galerista Marina Pellegrini.
En tiempo récord, una pareja llegada desde Suecia compró en Rolf Art cuatro fotografías de Marcelo Brodsky, las más emblemáticas de la serie «1968: El fuego de las ideas», por un valor de 6000 a 12.000 dólares cada una. Ya habían sido exhibidas en algunas de las ferias más importantes del mundo, como Art Basel Miami, Paris Photo, ArtBO y Zona Maco.
El apuro obligó a la curadora de un museo de Berlín a acordar con Daniel Maman una cita para el día siguiente. Estaba interesada en la obra más cara de la feria, de Nicolás García Uriburu, valuada en 100.000 dólares. La misma galería vendió a un coleccionista porteño un retrato múltiple de Daniel Barenboim realizado por Aldo Sessa, y otras seis del mismo autor a Related, la desarrolladora inmobiliaria del empresario argentino Jorge Pérez; se exhibirán en el complejo que se inaugurará el año próximo en Puerto Madero.
«La exposición quedó genial. Costa Peuser sigue haciendo un trabajo excepcional ayudando al arte argentino. Su esfuerzo vale el doble en la situación actual», dijo a LA NACION Carlos Rosso, mano derecha de Pérez.
Como parte de ese esfuerzo, Costa Peuser impulsó este año junto con varios coleccionistas un fondo destinado al Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, que le permitió comprar en la feria tres fotos de Pepe Fernández -el artista homenajeado-, otra de Erica Bohm y una videoinstalación de Joaquín Aras.
En el stand de Diego Ortiz Mugica también se vendieron varias obras valuadas entre 150 y 3000 dólares. Entre ellas una de Mateo Kitzberger -el nieto del galerista, de solo seis años- y un retrato de Charly García y Luis Alberto Spinetta realizado por Hilda Lizarazu.
Los visitantes extranjeros también se detuvieron en el stand de la Fundación Arte x Arte para ver las obras de Andrés Wertheim y hablar con el artista, que ayer presentó su libro en el auditorio de la feria. El de Jorge Miño, lanzado días atrás por KBB, se muestra con orgullo en Ungallery, donde se vendieron varias fotografías de Silvana Muscio.
Abrumado por la cantidad de programas superpuestos que ofrece Buenos Aires este fin de semana, el coleccionista cordobés José Luis Lorenzo recorrió ayer la feria después de haber visitado el Moderno y Fundación Proa, y antes de visitar algunas galerías de Villa Crespo. Anteanoche, había participado de una performance gastronómica de Nicola Costantino en el Centro Cultural Kirchner, ofrecida para decenas de integrantes del grupo convocado por Art Basel Cities.
Entre ellos se contaba una coleccionista argentina radicada en Miami que se encontró ayer en BAphoto con la carioca Frances Reynolds Marinho. Recién llegadas desde la Bienal de San Pablo, comentaron que la impresión que se llevaron esta vez los extranjeros fue mucho mejor que la que tuvieron en noviembre último. Entonces el programa de Art Basel Cities: Buenos Aires, que coincidió con arteBA Focus y la Noche de los Museos, se había limitado a una serie de charlas y visitas guiadas por la ciudad. «Los suizos estaban perdidos y muchos de los guías ni siquiera hablaban inglés», recordó la primera.
«Todos estamos aprendiendo de todos, no es que nosotros vengamos a enseñarles algo», había aclarado anteayer a LA NACION la italiana Cecilia Alemani. Curadora de Rayuela, el circuito de intervenciones urbanas de Art Basel Cities: Buenos Aires, recordó en ese sentido que es la primera vez que la feria suiza impulsa un programa de este tipo en una ciudad, más allá de sus exitosas ferias en Basilea, Miami y Hong Kong.
Queda aún un año del acuerdo de tres, en el cual el Gobierno porteño dice haber invertido poco más de dos millones de dólares, para comprobar si se logra el objetivo buscado: insertar a Buenos Aires en el mapa internacional de las artes visuales.
Por Celina Chatruc – BAphoto 2018
LA NACION – 9 de Septiembre, 2018